Pelayos de la Presa, 24 de Noviembre
de 2013. La
Asociación Cultural Albirka realizó el mes de Noviembre una nueva actividad a
través de un paseo histórico por los
Toros de Guisando y los puentes medievales de Valsordo (El Tiemblo). Ambos
enclaves históricos y artísticos están unidos a través de la cañada leonesa que
atraviesa buena parte de la península y que en la zona centro discurre entre
los límites de Avila y la provincia madrileña. Una veintena de socios y amigos
participaron en esta actividad en un día luminoso de otoño en el que ya se podían atisbar las primeras nevadas
en las sierras de Gredos y La Paramera.
El cerro de
Guisando, una bella atalaya abulense limítrofe con Madrid, fue en época
medieval y posteriormente en la España de Felipe II, un enclave de importancia
histórica. Las ruinas del convento de los Jerónimos son testigos de su
esplendor medieval. Aquí está documentado que Felipe II pernoctó en dos
ocasiones siendo la Orden de los Jerónimos muy influyente tanto para los reyes Trastamaras
como para los primeros Austrias durante el siglo XVI. Desde las ruinas del
monasterio se divisan los Toros de Guisando, cuatro verracos de piedra, construidos
por el pueblo celta de los vettones y que habitaban esta zona de centro-oeste
de la península en los siglos IV-I antes de Cristo.
Durante más
de veinte siglos de existencia, las interpretaciones sobre el significado de
estos verracos, e incluso sobre si éstos eran toros, cerdos o jabalíes, han
sido una constante. Las interpretaciones históricas más recientes parecen
inclinarse a que estos verracos, construidos por los vettones, antes probablemente de la romanización de la
península, eran animales domésticos que servían para realizar sacrificios
(libaciones). En los dos primeros verracos (situados más al norte) se pueden
observar unos hoyuelos en la espina dorsal en donde precisamente se harían las
libaciones o sacrificios (de animales).
Una
interpretación histórica más moderna parece inclinarse porque estos verracos,
colocados en 1921 en su actual ubicación pero que podrían haber estado desperdigados
en la zona aunque no muy alejado de su actual emplazamiento, servían de hitos
para marcar el terreno. Los vettones eran una tribu ganadera y la zona es aún,
veinte siglos después, terreno rico en
pastos. En los verracos tercero y cuarto (los más cercanos al sur) se perciben
en sus patas traseras en relieve unas correas lo que mostraría que se trata de una representación de animales
domesticados.
Incógnitas y
preguntas. El lugar, la ubicación de los verracos, su significado real, abonan
la idea de que nos encontramos en un enclave especial; algunos dirán que
incluso mágico y otros, simplemente, un lugar estratégico, un punto de
encuentro o desunión.
Eso
precisamente es lo que ocurrió quince siglos después de la realización de los
verracos. Aquí, en la segunda parte del siglo XV, se firmaron los denominados
Pactos de Guisando entre el rey Enrique IV y su hermana y aún princesa Isabel.
“Aquí se firma el compromiso entre ambas partes. La futura Isabel La Católica
se compromete a apoyar al rey, su hermano, y éste reconoce a Isabel como su
legítima sucesora al trono”, afirma el historiador Hugo García Garcíamartín,
socio de Albirka. De esta manera, se deslegitima a Juana, la hija de Enrique
IV, como sucesora al trono. La historia denominará a Juana como la Beltraneja
(por considerarla hija de Beltrán de la Cueva, no del rey). Lo que ocurrió
posteriormente puede seguirse perfectamente en la serie televisiva que
actualmente RTVE emite con gran éxito y que ha “permitido que figuras
históricas de la envergadura de Ios Reyes Católicos sean conocidas por una
amplia mayoría”, destacó Encar Jurado durante la visita.
La ruta
histórica realizada por Albirka concluyó en los Puentes de Valsordo, kilómetros
arriba, también en la cañada leonesa en dirección a Cebreros. “Aquí los
ganaderos debían pagar por pasar sus reses a través del río Alberche”, señaló
Hugo García Garciamartín. El portazgo era lo que actualmente denominaríamos
peaje de las autopistas.
Los dos
puentes pertenecen al término municipal de El Tiemblo. De forma ojival, en buen
estado de conservación, cuentan con una estructura medieval pero no se descarta
que al menos el principal (con tres ojos) tenga un origen romano como otros de
la zona del Alberche. Por estos puentes pasó la futura reina Isabel y su
séquito, desde Cebreros, para firmar los pactos de
Guisando, anteriormente aludidos.
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